Por fin llegamos al verano, momento en la que la mayoría de las personas se toma un respiro y disfruta por fin de las vacaciones. Es tiempo de playa, piscina y deportes al aire libre. También es la época en la que las altas temperaturas nos hacen desprendernos de la ropa de abrigo y cambiarla por otra más ligera.
Nuestros hábitos alimentarios cambian con la llegada del calor, y muchas personas optan por cocinar alimentos más ligeros, frescos y de fácil digestión, quizá animados por la intención de ponerse a punto para la “operación biquini” (“operación bañador” para ellos) y poder lucir un cuerpo más atlético que durante el resto de año.
Sin embargo, hay otras personas para las que el verano puede convertirse en un momento delicado en cuanto al tema de la alimentación: son las personas vulnerables a desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).
Para ellos, el verano supone una época en la que tendrán que enfrentarse a situaciones desagradables para ellos (como mostrar su cuerpo en la playa o la piscina) o tener que utilizar ropa más ligera y destapada, con la exposición a los demás que esto supone.
Estos miedos y obsesiones, si no se controlan a tiempo, pueden desencadenar los citados TCA, de los que no siempre es fácil salir
Pero… ¿qué son los TCA?
Los Trastornos de la conducta Alimentaria (TCA) se caracterizan por tener entre sus síntomas una conducta alimentaria potencialmente dañina para la salud.
En la parte conductual del trastorno (la asociada al comportamiento), estas personas tienden a invertir gran cantidad de tiempo y recursos en estrategias para estar más delgados, recurriendo a menudo al ayuno, al abuso de laxantes o intenso ejercicio para perder peso.
En la parte cognitiva (pensamientos o manera de entender la realidad), sufren con frecuencia trastornos de la imagen corporal es decir, una percepción alterada de su propio cuerpo, considerándolo menos delgado de lo que es en realidad. También presentan creencias falsas sobre la manera en que los demás les perciben. Su distorsión del pensamiento puede llegar al punto de tener expectativas totalmente irreales, como la de intentar llegar al “peso cero”, que se vuelven completamente obsesivas.
En el aspecto emocional (los sentimientos), se caracterizan por tener una muy baja autoestima y cuadros mixtos de síntomas ansiosos y depresivos.
Los TCA predominantes son los siguientes:
- Anorexia Nerviosa: Miedo intenso y obsesivo a ganar peso, restricción alimentaria voluntaria y extrema con el objetivo de pesar cada vez menos. Abuso de fármacos diuréticos y laxantes y exceso de ejercicio. Alteración de la percepción de sí mismas, viéndose con más peso del quie realmente tienen.
- Bulimia Nerviosa: Pautas irregulares de alimentación caracterizadas por episodios de ingesta desmesurada seguidos de conductas compensatorias (vómitos, purgantes, etc.) para perder las calorías consumidas. Autoevaluación negativa exagerando la importancia del peso y la silueta. Sentimientos de culpa y menosprecio después de los atracones.
- Obesidad
¿Cuándo pedir ayuda?
Algunos signos de alarma que debemos atender para poder prevenir la aparición de un posible TCA son los siguientes:
- Sentimiento de culpa muy acentuado a la hora de alimentarnos (sean los alimentos altos o bajos en calorías) que haga pensar demasiado tiempo en su impacto sobre el peso o cause gran infelicidad.
- Conductas de compensación agresivas. Restringir de manera importante la cantidad de alimentos después de haber cometido algún pequeño exceso.
- Crear una “lista mental” de alimentos prohibidos y no permitirse probarlos en ninguna ocasión, pese a encontrarse en situaciones sociales excepcionales (cumpleaños, fiestas, Navidades…)
- Dedicación de tiempo, esfuerzo y recursos excesivos a pensar sobre el peso o hacer cosas para cambiarlo
- Cuando las personas de alrededor se preocupan e insisten en que han detectado un comportamiento alimentario poco saludable y aun así no se es capaz de verlo.
Ante la persistencia de alguno o varios de estos síntomas, unido o no a una bajada de peso notable, es conveniente consultar a un médico y a un profesional de la salud mental que trabajen conjuntamente para indicarnos cómo recuperar un estilo de vida saludable, o bien nos explique el tratamiento a seguir en caso de que se confirme la existencia de un TCA.
No hay que olvidar que, aunque se trate de trastornos muy graves, existen profesionales a quienes recurrir para superar un TCA. Sin embargo lo más importante es la prevención para evitar la aparición de estos problemas, y esta empieza por asumir unos hábitos de vida saludables y flexibles que nos ayuden a sentirnos sanos y felices.
Helena Isthar Abellán Vega
Psicòloga (Col.: 14154)